Manuel Huerga, director de ‘Parenostre’: “Pujol representa una Cataluña integrada en España. Es normal que lo rehabiliten”
El 16 de abril se estrena el filme sobre la evasión fiscal del expresidente de la Generalitat


El próximo día 16 se estrena Parenostre, la película de Manuel Huerga, con Toni Soler en el guion, sobre el problema sobrevenido a la familia Pujol con el descubrimiento de su fortuna andorrana y el expresidente de la Generalitat asegurando, con lo que pretendía exculpar a sus hijos, que él es el único responsable de haber alojado una herencia paterna en un territorio opaco al fisco español. En la cabecera de reparto un gran José María Pou y una gran Carme Sansa. La productora ha organizado la promoción a la hollywoodiana manera. Citas de 15 minutos per cápita. Pido juntar a Huerga y Pou para tener media hora. Concedido. Bueno, esto es lo que ha dado de sí.
Pregunta. Empecemos por el final. La última escena muestra Pou/Pujol abandonando el plató. ¿Quién lo hace? ¿Es el actor porque ha terminado su tarea o es Pujol saliendo porque se ha roto el argumento que quiso construir sobre sí mismo?
Manuel Huerga. Es el actor que termina la tarea. Desmonta toda la parafernalia, desmonta la falacia. Es puro teatro.
Josep Maria Pou. Es un seguro-trampa para prevenir cualquier comentario porque te está diciendo que no es una recreación exacta. Es una manera de decir que el film es una interpretación del personaje. Estos cuarenta segundos finales son simbólicos. Un portazo dejando el estudio vacío. También es una metáfora sobre el final de un legado.
Huerga. El personaje se lleva un objeto del rodaje, la figura de un San Pancracio.
P. Un acierto es que ni Pou, ni Sansa, ni nadie pretende imitar al personaje que interpretan.
Huerga. Fue una opción buscada para que el público no estuviera pendiente de los parecidos y se quedara más con el personaje. Fue una liberación. Con una imitación habríamos errado el propósito del film. Nos interesa lo que hace y dice Pujol, sus remordimientos, su sentimiento de culpa…
Pou. La imitación nos habría puesto al límite de la caricatura. No queríamos hacer Polònia. Curiosamente es el segundo presidente de la Generalitat que interpreto. Hice de Josep Tarradellas en un trabajo de Sergi Schaaff para televisión.
P. ¿Hay paralelismos con el rey Lear que interpretó en el Romea?
Pou. Salvando las distancias, Lear también habla de un hombre poderoso que, de repente, entrega a sus hijas y se queda sin nada. Ha de intentar aprender a ser otra persona. Tiene mucho de pérdida abrupta.
Huerga. El personaje no se acaba de explicar qué le pasa. Lo confiesa en una escena a mossèn Ballarin. Admite que es un pecador por omisión. No solo ha hecho cosas mal hechas, también ha dejado que otros las hiciesen. Tiene algo de Lear y, también, de Fausto. Para mantenerse en el poder ha querido que se le identificara con Cataluña.
P. Ha rodado con croma de última generación…
Huerga. Toda la película está rodada en un plató virtual. Era adaptarse a una nueva manera de rodar, de hacer cine, que me fascina. La película pasa gran parte dentro de una casa y en apenas un único día. La preparación de los fondos visuales llevó meses, pero el rodaje se resolvió en 20 días

Pou. Para el actor es incómodo. Dificulta la concentración. Has de estar con quinientos ojos para moverte por donde tienes las señales, pero es avanzar por los nuevos caminos que tanto gustan a Huerga y te has de adaptar. Me gusta que se apliquen nuevos lenguajes. También hay que admitir que produce cierto placer estar sentado en un coche en el plató y, gracias a las pantallas que te rodean, viajar por un paisaje. Además, Huerga lo aprovecha enormemente con una caligrafía innovadora. Por ejemplo, cuando dos personajes coinciden en la misma escena sin estar en el mismo espacio o tiempo.
P. El título. ¿Es una alusión al aprecio popular, parcial pero indiscutible, que tuvo Pujol o es una ironía sobre la oración que Cristo enseñó a los apóstoles donde se habla de perdonar las deudas y de que se haga su voluntad?
Huerga. El título es de Toni Soler. Alude al Pujol religioso, que se ve como padre de Cataluña. Lo de que el Padrenuestro menciona el perdón de las deudas, me dijo, lo advirtió mucho más tarde.
P. En 2010 dirigió un documental con motivo de los 80 años de Pujol donde el expresidente afirma que pasará a la historia como un patriota catalán. ¿Cree que lo podrá seguir diciendo?
Huerga. Ahora, no. Y el se lo temía. Es aquella frase que le dijo a Albert Om en TV3: “todavía estoy a tiempo de estropear mi biografía”.
P. En el filme, Pujol repasa que todos los expresidentes de la Generalitat tienen una calle o una plaza. ¿Se la merece?
Huerga. No estoy seguro de que se lo merezca, pero algo le darán. No sé si una ronda o un pasaje. Hay mucha gente que ha hecho cosas buenas y no tiene una calle. Aquí pesa mucho la traición. El desencanto es bestia. Pero también es injusto que únicamente él tenga que pagar por conductas que en otros muchos personajes quedan impunes. En este país hay muchas cosas que están mal.
Pou. Hay una tímida rehabilitación. Por ejemplo, la recibe el presidente Illa. Hay una labor histórica que no se puede negar.
Huerga. Esta rehabilitación forma parte de la actual españolización de Cataluña. Pujol representa una Cataluña integrada en España. Es normal que lo rehabiliten.
P. ¿Qué dirán del film los defensores de Pujol? ¿Y los detractores?
Huerga. Nos abroncarán [dice “rebrem”, en catalán] los dos bandos. Y me gusta que sea así. ¿Qué esperaban? ¿Que le hiciéramos el juego a Pujol? ¿Atacarlo hasta dejarlo sin sangre? No era este el propósito. Era mostrar las luces y las sombras del personaje. Y punto. Además, hay un público joven que ignora todo lo que explica el film. Es importante esta revisión histórica de un pasado reciente. Esta película no explica nada nuevo. Se inventa los diálogos domésticos como puede hacerlo, salvando las distancias, The Crown. Digamos que presenta situaciones reales ficcionadas.
Pou. Habrá quien hubiera querido más dureza y quien encontrará a faltar incienso y altares. Provocará discusiones y eso es lo importante.

Sansa: “No era fácil ser Marta Ferrusola”
No es la primera vez que Carme Sansa trabaja con Manuel Huerga. Hizo aquella estupenda madre que mata a su propio hijo, el Mataiaies de Nit i dia. Ahora interpreta a Marta Ferrusola, una madre bien distinta, protectora. “Me sentí muy cómoda en el rodaje”, comenta. “Confío en él. Trabajamos mucho el guion, con ensayos y Manuel Dueso, de coach, al lado, analizando el texto, la manera de decirlo.. sin pretender hacer imitaciones. Es importante para, luego, rodar segura. El rodaje duró 20 días. Otra cosa es el trabajo que queda de posproducción”.
Sansa recrea la intervención en el Parlament de Ferrusola donde dijo aquello de que sus hijos iban con una mano por delante y otra atrás. Hay otra frase célebre, que no se escucha en el filme, y que pronunció Ferrusola cuando Maragall fue nombrado presidente de la Generalitat: “nos han echado de casa”. ¿No refleja esto una visión patrimonial de Cataluña?, pregunto. “Supongo que no era fácil ser Marta Ferrusola con un marido que te ha dicho que primero es Cataluña. Lo aceptó y se ocupó a la familia. Ayudó mucho a Pujol. Fue una gran trabajadora”. Sansa evita comentar los negocios de jardinería de Ferrusola con un “vete a saber”. “No quiero defender todo lo que ha hecho Ferrusola, pero le sucede como a Laura Borràs. Se les acusa, y únicamente a ellas, de una práctica habitual en mucha gente. ¿Por qué?” Para Sansa, el guion es respetuoso. “Explica lo que pasó y se ha querido hacer honestamente. Ésta es su virtud. Ahora unos pensaran que es poco y otros… que es mucho”
Sansa, comenta, respeta a Pujol como político porque hizo muchas cosas, pero también cometió muchas equivocaciones. “No era preciso, por ejemplo, pactar con Aznar. Su gran error ha sido querer permanecer en el poder demasiados años. Pero de la misma manera que digo esto…le reconozco que todavía se interesa por el país y que es un personaje que debe respetarse”
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